Traedme silencios de paz henchidos
a la tierna oscuridad de mis horas más lentas,
cuando entre mis manos acaricio un libro
con la mirada perdida en cualquier aflicción
o en las sombras de inocuos desvaríos,
con mis gafas caídas;
silencios de paz y soledad serena
en la sola compañía de inaudibles adagios.
Traedme silencios, por favor.
Y llevaos el espanto del silencio
que a los morteros sigue,
impedid el silencio más famélico
tras el postrer aliento de cualquier niño,
arrebatad de su poder el silencio
a los sátrapas que la palabra coartan,
segad las manos
de los que tras el certero golpe
y mudo el llanto
arrojan silencio y sangre al calor del hogar,
llevaos el silencio que la muerte no busca
y llevaos el silencio que a la libertad asquea,
llevaos estos nauseabundos silencios,
de mi mundo la vergüenza.
Lleváoslos, por favor.
Y cultivándoos en todos los silencios
acercaos sin desmayo,
mas con tardas pisadas,
al silencio que antecede
a la terminal oquedad,
despojo absoluto, la nada
o la sola Verdad.
Entretanto,
traedme silencios de paz henchidos
y llevaos todo silencio
que a la barbarie escolta.
Lleváoslos, por favor.
Pedro Gollonet. Sevilla, a 4 de Enero de 2009
Tags: Pedro Gollonet, silencio, paz, barbarie, libertad, intolerancia, guerra
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